Brenda Haines, la emprendedora que transformó su obsesión por el orden en negocio

Brenda Haines, la emprendedora que transformó su obsesión por el orden en negocio

Brenda Haines tenía una pasión desde chiquita: ordenar. Varias décadas después, su fanatismo se convirtió en fuente de trabajo, cuando con $15.000 de inversión inicial comenzó su proyecto Tu espacio organizado, una consultora que ayuda a sus clientes a “disminuir el estrés asociado con el desorden”. La tendencia baja desde Japón, con la referente Marie Kondo, quien ya vendió más de cuatro millones de copias de sus libros en 33 países.

La emprendedora tiene más de 10.000 seguidores en su cuenta de Instagram, desde donde da consejos para tener un hogar o una oficina más ordenados. Además, escribió el libro Tu espacio organizado: enamorate de tu casa, enamorate de tu vida. Complementa sus actividades con talleres que ayudan a terminar con el desorden y un ecommerce de productos relacionados. En el programa Comunidad de Negocios,emitido por LN+, explicó cómo transformó su pasión atípica en un negocio.

¿Por qué hay que vivir organizado?

Porque nos hace la vida más fácil, más simple, no perdemos tiempo. Nos alegra el día. Salir de una casa organizada no es lo mismo que salir de una casa desorganizada. Volver, muchísimo menos.

Creaste tu tienda online y tenés presencia en Instagram y en todas las redes. ¿Cómo era tu relación con el empleo formal?

Estudié diseño de Interiores, siempre me gustó mucho la decoración pero llevada al orden. Me dediqué mucho tiempo a hacer visual merchandising en locales de ropa y vidrieras y tenía que armar percheros, paletas de colores. siempre me gustó mucho ordenar cualquier espacio, pero más la ropa en particular.

En tu libro das varios tips, por ejemplo, hablás de cuando empiezan a crecer nidos.

Todos tenemos algún lugar en el que dejamos todo lo que no sabemos dónde poner y generalmente es un espacio que no vemos. Cuando querés sacar algo de tu casa, ponelo en el lugar que más te molesta, no lo escondas, porque si lo escondés es como bajarlo a la baulera. No lo vemos más, no molesta, hacemos de cuenta que no está.

Hay otra recomendación relacionada con los placards, la gente tiende a tener todo abarrotado. ¿Hay que guardar? ¿Hay que donar?

Por un lado hay que descartar: tenemos muchas cosas, demasiadas. No nos damos cuenta pero seguimos comprando y no nos deshacemos de nada. Por otro lado, el orden ayuda a bajar el consumo. Una persona compradora compulsiva ordena su casa y cambia por completo. Funciona así: lo he probado mucho, uno deja de comprar compulsivamente porque empieza a tener control sobre su casa, empieza a saber lo que tiene. Una frase que me dicen mucho cuando termino de organizar un espacio es “ahora veo lo que tengo”. En el barullo de todo lo que vamos guardando compramos por las dudas porque igual se usa y no sabemos lo que tenemos.

¿Qué pasa con la idea de soltar?

Somos demasiado sentimentales. Creo en no aferrarnos a las cosas. Cuando tenemos tanto aferro a las cosas, de algún modo ellas nos empiezan a manejar. “No puedo tirar esto porque era de mi abuela o porque me lo tejió mi tía”, dicen. Pero lo importante es: ¿a vos te gusta? Siempre digo que hay que tener “sangre fría”. ¿No te gusta? ¡Se va! Y se va no es tirarlo, se lo doy a alguien que lo aprecie.

Hay varios tips en las redes. Incorporar cajas de plástico, medidas distintas.

El tema de los organizadores no es algo nuevo. Siempre existieron pero quizás los usábamos más en la cocina, el lavadero y el baño. Usarlos en un placard ayuda mucho porque en uno sin cajones hace las veces de cajón. Aprovechamos la profundidad de los estantes al poner todo en estilo fichero y en horizontal, y no en vertical. Además, es mucho más probable que dure más una pila de remeras en horizontal dentro de un cajón o un contenedor que en vertical, porque sacás una y tirás todo.

¿Por qué hay tanto furor por el orden? En Japón históricamente hay esta cultura del soltar, en Estados Unidos hace 20 años, en Brasil hace 10. y acá ya se empieza a hablar.

Cada país tiene una idiosincrasia diferente. En Japón, porque tienen espacios chicos, siempre fue una cultura vivir con menos. En Estados Unidos, porque es la cultura del descarte. “Me aburro y me compro otro, total todo se puede”. y Acá todo lo amortizamos hasta el final y vemos en qué lo podemos usar aunque no sirva más. ¿Por qué nos ponemos creativos a la hora de tirar? Tengo una pava a la que se le perdió la tapa y la convierto en maceta. ¿Por qué tenemos que amortizar todo? No hace falta que le encuentre otra función si no me gusta o no lo quiero más. Puedo donarlo o lo tiro.

¿Cuánto dice el desorden de uno mismo?

Mucho. El desorden exterior está totalmente relacionado con el orden interno. No lo creo solo yo, lo dicen muchos. Cuando empezamos por el interno terminamos en el externo, y viceversa. Cuando ordenamos toda nuestra casa no nos queda otra que mirar para adentro si algo nos sigue poniendo mal.

¿Qué pensás de esos espacios “guarda tutti” donde pongo las llaves, las monedas.?

Se puede descartar en simultáneo con el orden, pero lo más importante es encontrarle a cada cosa un lugar. Si los hijos desde chiquitos viven en una casa organizada y saben dónde están las cosas es más fácil que se vistan solos, que se preparen la leche solos, que puedan ser más independientes, porque el orden les da seguridad.

¿Cuándo hiciste el click para dedicarte a esto?

Me dediqué siempre a esto porque desde chiquita ya era muy ordenada. Después de muchos años de hacer visual y vidrieras, sentí que ya era una etapa cumplida en mi vida. Me llevó un par de meses ver qué hago y sentí que había llegado a un techo. Una mañana me levanté y dije: “no me voy a poner a inventar”. ¿Qué es lo que más me gusta hacer en la vida? Es ordenar. Bueno, voy a hacer lo mismo que hice siempre pero en la casa de la gente.

¿Qué es lo más frecuente de un desordenado o una desordenada?

La compra compulsiva y la nostalgia que tenemos por las cosas. Estamos siempre aferrados al pasado o al futuro. Al pasado porque “me lo regaló mengano o zutano” y al futuro porque “¿y si algun dia lo necesito?”. Me pregunto: ¿por qué no nos enfocamos en el presente, en el hoy? ¿Hoy lo quiero tener? ¿Me da felicidad?